-¡No me la volverás a hacer!
-¡regresaras, todas lo hacen!
-¡IMBECIL!
Mónica tomo el florero que tenía a su derecha y lo lanzo a los pies de Sergio, dio media vuelta, giro el picaporte y salió azotando la puerta. Se busco con ansiedad las llaves de su auto en sus bolsillos, y corrió hacia el. Una vez dentro encendió el auto y lo arranco sin rumbo fijo. Mónica respiraba agitadamente, apenas si podía concentrarse para manejar. Cuando su respiración se volvió normal, llego la ansiedad en su pecho, y las inevitables ganas de llorar. Mónica busco una calle vacía y estaciono su auto, recargo las manos en el volante y comenzó a llorar. No era la primera vez que encontraba a su novio, Sergio, en las manos de otra, y tampoco era la primera vez que Sergio la golpeaba. Por una estúpida razón lo había perdonado tres veces, y cada vez que lo hacia lo lamentaba; esta vez no lo perdonaría, lo dejaría, esta vez no seria como las demás… que siempre volvían a el. Necesitaba un consuelo, algo, pero estaba harta de los reproches de sus amigas, de que siempre le recordaran que se lo habían dicho, que el no cambiaria, y ahora no estaba para sus sermones; necesitaba consuelo, pero en ellas no lo encontraría.
Mónica alzo de repente la vista, recordando a la única persona que posiblemente la entendería y la consolaría, tal vez no era adecuado llamarle, pero no sabía a quien mas acudir. Miro a su alrededor, tratando de ubicarse; la casa de quien buscaba estaba a cinco minutos, no tardaría en llegar. Mónica volvió a encender el auto, y esta vez manejo a velocidad moderada, mientras buscaba un número en su celular, pulso la tecla “llamar” y coloco el celular en su oreja, escuchaba como sonaba:
-contesta, contesta, por favor…-murmuraba ansiosa
-¿Bueno?-
-¡Hay Ulises! Que bueno que contestas ¿estas ocupado?
-¿Moni? ¿Estas bien?
-Necesito hablar contigo, ¿estas ocupado?
-No…
-Bien, voy para tu casa, llego en cinco minutos
Mónica no espero la respuesta de Ulises, y colgó el teléfono.
Cinco minutos después, tal y como Mónica lo había dicho, llego frente a la casa de Ulises que ya estaba en la puerta mirando ambos lados de la calle. Cuando vio el carro de Mónica llegar, se acerco más a la calle. Una vez frente al carro, se asomo por la ventana del copiloto.
-Hola Mónica…-Ulises extendió su sonrisa, pero al ver el estado de Mónica, puso un semblante serio y la miro-¿Qué sucede?
-Quiero hablar…-Mónica fijo sus ojos llorosos en los de Ulises, quien al verla así, le dijo:
-Claro, solo deja voy por una chaqueta-Ulises corrió de regreso a su casa y en un minuto regreso al auto de Mónica, abrió la puerta y entro. Ella arranco una vez más el carro, y los condujo a otra calle donde las casas terminaban y comenzaba una zona arbolada, donde no había gente, ahí lo detuvo, y una vez más comenzó a llorar. A Ulises le partía el alma verla llorar, así que paso su brazo por los hombros de ella y la abrazo, esperando que ella contara lo que le quisiera contar.
-Dime porque… dime porque…-era lo único que susurraba ella, pero como Ulises no sabia a que se refería guardo silencio. Ulises miro su alrededor, y encontró la caja de pañuelos, la cual se la paso a Mónica para que se sonara, y limpiara las lagrimas de su cara. Mónica alzo la cara, se sonó y se limpio, y miro fijamente los arboles que tenían enfrente, Ulises hizo lo mismo. El atardecer había caído sobre aquel día de otoño, y el panorama se veía un poco triste, pues los arboles que tenían enfrente cada vez tenían menos hojas, y la luz rojiza del sol alumbraba su alrededor. Mónica volteo a ver a Ulises y le dijo:
-Estoy harta de Sergio, estoy harta de que haya jugado conmigo como mejor le convino, estoy harta de sus porquerías, de sus engaños…
-¿Fue el quien…?-Ulises no se atrevió a decir la palabra, pero acaricio la comisura derecha de sus labios
-Otra vez lo hizo…-Mónica acomodo el espejo retrovisor para ver la herida que Sergio le había hecho-Otra vez…
Ulises observo como Mónica apretaba sus puños, por lo que el, instintivamente tomo su mano y la envolvió en las de el. Mónica lo miro fijamente, la distancia que los separaba era poca, cuando los dos se dieron cuenta, voltearon a otra parte y se alejaron un poco, sin embargo, Ulises no soltó su mano.
-Seguro a ti te va bien con Jessica…-dijo Mónica mirando al frente.
-Tenemos una relación estable…-dijo Ulises, pero Mónica lo noto, noto que era cierto, pero que eso no lo hacia feliz, lo sabia, lo sabia perfectamente porque lo conocía bien.
-Me alegro-dijo Mónica, y volteo la cabeza ligeramente a su izquierda, no quería que viera que sus ojos habían vuelto a ponerse llorosos, y es que el recuerdo del pasado, comenzaba a llegar a su mente…
----- Flashback-----
-Es que eres una gran chica…
-Gracias-Mónica no quería alzar la cabeza porque sabía que debía de tener un color muy parecido al del jitomate, así que se dedicaba a ver las figuras que sus dedos realizaban.
-Y eres muy guapa… y muy especial-Ulises miraba a su alrededor, parecía engarrotado, aunque mas bien no se podía mover por los nervios.
-Tu también eres muy especial-murmuro lentamente la chica, Ulises abrió los ojos de la impresión y volteo a ver a Mónica, instintivamente tomo sus manos, a esto, ella alzo la cabeza y se encontró con los ojos brillosos de el, que la miraban radiante.
-Te quiero mucho… mucho… y quisiera que…-Ulises bajo un segundo la cabeza y volvió a mirar a Mónica a los ojos- quisiera que fueras mi novia.
Mónica abrió los ojos como plato y se quedo petrificada, un segundo después, y como resultado de la emoción, abrazo por el cuello a Ulises y le planto un beso en la boca. Tardaron largo rato en separarse…
----- Fin del Flashback -----
-¿Lo dejaras?-Ulises miro a Mónica
-No podría volver a perdonárselo-dijo Mónica que volvió a apretar el puño, pero al mismo tiempo, Ulises apretaba el puño de ella. Mónica lo miro y Ulises hizo lo mismo, el se acerco mas y la abrazo, cuando Mónica se dio cuenta del gesto de el, ella también lo abrazo, lo abrazo con fuerza, con mucha fuerza, como si pretendiera que se quedaran así por siempre, que nunca mas se le volviera a escapar, que no volviera a dejarlo ir
-Ulises, Ulises, no tienes idea de cómo te extraño… de cómo te quiero-Mónica sintió el abrazo de Ulises mas fuerte-… aun te quiero Ulises, aun sigues en mi corazón
-¡Sh! Sh… no digas… no digas-susurro Ulises, nervioso por la palabras de ella. Mónica deshizo el abrazo, Ulises regreso a su asiento de copiloto, Mónica abrió su puerta y salió, después abrió la puerta de atrás y se sentó.
-Ven Ulises, ven…
Ulises abrió también su puerta, salió, después abrió la de atrás para entrar por ella. Se sentó, y Mónica se le acerco, y se recargo en su pecho, Ulises la abrazo.
Mónica sentía fluir a través de ella una gran paz, estar en los brazos de Ulises, era como volver a sentirse querida, volver a sentirse amada, protegida, volver a sentirse parte de el. Ulises sentía exactamente lo mismo, con la diferencia de que además tenia miedo, miedo de lo que fuera a pasar.
-Hace tanto que no me sentía así… tranquila-dijo Mónica mirando a través de la ventana, donde ya solo se veía la sombra de los arboles, la noche ya había caído. Ulises comenzó a acariciar el lacio cabello negro de ella, Mónica cerro los ojos, y dejaron el tiempo pasar, sin decirse nada mas, solo disfrutando de ese momento que tenían a solas, cada uno reflexionando, disfrutando de su soledad, de su compañía.
-Perdóname, perdóname por haberte cambiado…-dijo Mónica en un susurro
-No Moni, perdóname tu a mi por haberte dejado ir, por haber pretendido que te podría superar, cuando ahora me doy cuenta que te quiero igual que antes-dijo Ulises aun acariciando el cabello de ella. Mónica alzo la cara y observo que Ulises la veía con cariño.
-No seas así, sabes que yo fui la idiota, todo el mundo lo sabe…
-El mundo se puede equivocar
-Yo también lo se…
-También te puedes equivocar
Mónica sonrió, adoraba esa actitud de el, volvió a sentarse junto a el, tomo su mano y comenzó a jugar con sus dedos
-Aun te quiero Ulises, y si un día quieres volver… yo te estere esperando
-Un segundo después de que te deje, buscaba volver contigo-dijo Ulises tomando la cara de ella por la barbilla, haciéndole alzar la vista y verlo directamente a los ojos. Mónica se acerco lentamente a el, sintió el aliento de el en sus labios, y lo beso, un beso simple, un toque, pero un beso… Ulises no la dejo irse, la atrapo con sus labios, y se entrego, entrego su amor en ese beso, Mónica hizo lo mismo.
Un beso tierno, romántico, lleno de amor, lleno de ternura y pasión, lleno de tantas emociones que habían guardado por dos meses, lleno de ellos dos…
Cuando se apartaron, Mónica volvió a acurrucarse en su pecho, y Ulises volvió a abrazarla con fuerza, viendo como el viento se llevaba las hojas secas, como la noche se hacia mas oscura.
No, no pensaban en el mañana, disfrutaban el ahora y mañana arreglarían lo que hubiera que arreglar. No, ya no pensaban en lo que habían dejado, disfrutaban de calor del otro, disfrutaban de la sensación de tenerse cerca. No, no podrían olvidar aquella noche de Otoño en que su amor volvió a surgir, aquella noche de otoño en que volvieron a sentirse plenos y felices.
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Este escrito es muy especial, pues lo escribi en la cumbre de mis sentimientos por un chico que vale mucho. El sera mi musa inolvidable y escribi los poemas mas tiernos con el.
1 comentario:
hermoso!!!!
perfecto!!!!!
romántico sin llega a empalagar!!!
*-*
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